Opera prima, Novak
Por Matías Capelli
A días del inicio de la edición del 08 del BAFICI, Martín Aletta y Andrés Andreani perdieron las entradas anticipadas que habían comprado. ¿Qué hacer, entonces? Tratar de colarse -y filmar una película mientras tanto. Pero en vez de transitar la veta más trillada del documental solipsista, plantearon sobre ese contexto las bases de una ficción que fue tomando cada vez más cuerpo: la historia de Laszlo Novak, un director húngaro (notablemente interpretado por Aletta) invitado al festival -aunque su película no figure en ninguna grilla y nadie en la organización sepa de su existencia-, y dos criaturas celestiales del mundillo festivalero: el ángel de Novak y el ángel del mítico Bela Tarr (quien sí estaba invitado, pero nunca llega).
Andreani: "No teníamos tiempo de preparar nada. Teníamos la locación a partir del día siguiente y por sólo dos semanas. Nos juntamos en el Abasto, yo llevaba mi cámara Mini DV en el bolsillo del sobretodo... La locación, que estaba viva y e intentaba expulsarme, me presentaba al mismo tiempo infinita cantidad de elementos reales que yo podía hacer participar. Por ejemplo, si un guardia de seguridad nos prohibía la acceder a tal lugar, se volvía el personaje del guardia de seguridad que no deja entrar a la protagonista". Novak deja en claro cuán poco se necesita a veces para hacer una buena película, ademas de una buena idea y arrojo aventurero. La historia de desencuentros de un extranjero en Buenos Aires termina destilando cinefilia, espontaneidad y espíritu punk, además de ridiculizar (involuntariamente) a la burocracia del cine independiente. Andreani: "Jamás pensé en hacer una crítica o una parodia. A mi me encanta el BAFICI, es mi época favorita del año".
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